Por: Giuliano
Banda formada más o menos pasada la mitad de los noventas, cuatro sujetos provenientes de un activo movimiento doom-ero.
Lo que por lo menos muchas bandas hacen básicamente es sumar las influencias propias de cada uno, dando un resultado en el cual se extienden sus propias influencias, como un producto propio, este ejercicio ciertamente no es logrado por muchas bandas, Earthride en este caso sería un representante directo desde lo que son: un Doom, una combinación que recuerda al menos una cosa; un bar, y Satán como cantinero. La gran elocuencia que se puede ver -oír- en este álbum es la caracterización de una vocalización absolutamente trabajada y perfeccionada por el paso de güisqui, e incluyendo una ultra-repasada completa al trabajo vocal entregado por motorhead, me refiero a mr. Kilmister por su puesto. A medio tiempo nada sobra, una banda que funciona con poco y lo convierte en ‘un’ mucho, el trabajo de guitarras tiene un aire absolutamente de la vieja escuela del rock’n’roll más mandinga, ¿¡drogas y muerte!? Claro las líricas exudan la originalidad total que puede ser expresada por un grupo de gringos Maryland-neses sumidos al alcohol, al caño, quizás que más, quién sabe… En fin, si desean tomarse una chela y escuchar alguna cosa, he ahí la excusa del rato propio. Si al final no cualquier música sirve pa’ tomar… ni cagando.
Lo que por lo menos muchas bandas hacen básicamente es sumar las influencias propias de cada uno, dando un resultado en el cual se extienden sus propias influencias, como un producto propio, este ejercicio ciertamente no es logrado por muchas bandas, Earthride en este caso sería un representante directo desde lo que son: un Doom, una combinación que recuerda al menos una cosa; un bar, y Satán como cantinero. La gran elocuencia que se puede ver -oír- en este álbum es la caracterización de una vocalización absolutamente trabajada y perfeccionada por el paso de güisqui, e incluyendo una ultra-repasada completa al trabajo vocal entregado por motorhead, me refiero a mr. Kilmister por su puesto. A medio tiempo nada sobra, una banda que funciona con poco y lo convierte en ‘un’ mucho, el trabajo de guitarras tiene un aire absolutamente de la vieja escuela del rock’n’roll más mandinga, ¿¡drogas y muerte!? Claro las líricas exudan la originalidad total que puede ser expresada por un grupo de gringos Maryland-neses sumidos al alcohol, al caño, quizás que más, quién sabe… En fin, si desean tomarse una chela y escuchar alguna cosa, he ahí la excusa del rato propio. Si al final no cualquier música sirve pa’ tomar… ni cagando.
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